viernes, 24 de mayo de 2013

Leyendas cuencanas

Pongo por aquí las leyendas de Cuenca. El texto es autoría de Eliecer Cárdenas Espinoza. Y el texto reza:
" LAS BRUJAS VOLADORAS
Existe la tradición, seguramente muy antigua, de que por las noches hay mujeres que son brujas y que vuelan por las noches. Bien sea en escobas o sobre algún espantoso animal diabólico. Para que una bruja que surca el cielo nocturno se estrelle contra el suelo, solía decirse que hay que coger una tijera y mantenerla abierta sobre el piso. Infaliblemente, la malvada bruja se daba una tremenda caída.

DUENDES Y APARECIDOS
Pocas son las casonas del Centro Histórico de Cuenca que no tengan una historia de duendes y aparecidos. Por lo general, según la tradición, se trata de las almas de personas que cometieron algún pecado y han sido condenadas a vagar por las noches.
Algunos de estos espectros señalan el sitio donde guardaron un entierro o tesoro. Pocos son los que tuvieron la suerte de reparar en la muda advertencia espectral, y luego cavaron en el lugar preciso, en medio de mil y una precauciones, por lo del antimonio o gas maléfico que despiden los lugares donde haya un tesoro enterrado, y se volvieron muy ricos. En cuenca había algunos personajes, prósperos de al noche a la mañana, de los que el vulgo decía que “hallaron un entierro”.

EL ÁRBOL DEL DIABLO
Desde tiempos inmemoriales, el árbol del tocte (nogal americano) es considerado por las gentes de la periferia cuencana y los campesinos de la región como El Árbol del Diablo. Por alguna razón, se dice que el maligno tiene preferencia por los sombríos y coposos árboles de tocte.
En los barrio de las Tres Tiendas y la Gloria, que antaño estaban llenos de espaciosas quintas, con gran números de arboles de tocte, cuenta que el diablo en persona solía aparecerse, teniendo una guitarra, encaramado en un árbol. Muchos mozalbetes juerguistas recibían el susto de sus vidas, al advertir al maligno, riéndose a carcajadas y rasgando su guitarra. La figura del diablo guitarrista como ominosa advertencia de la perdición de los bohemios muchachos noctámbulos surtía efecto."


Sigo buscando mi entierro.

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